Hoy cuando te tuve entre mis brazos, sentí como mi cuerpo se
estremecía en un temblor dudoso y doloroso. Sentí mi garganta cerrarse mientras
respiraba tu aroma de media noche, fue horrible y aun así ame esos segundos
como si fueran los últimos de mi vida.
Tal vez sea demasiado tonta, tal vez demasiada ciega. Pero
aun así tenerte entre mis brazos después de tanto me devolvió un tantito la
vida que hoy se presentó en las lágrimas que después y ahora derramo. No sé
porque lloro, por que duele y me hace sentir tan mal todo esto que siento.
A veces me gustaría no sentir ya por nadie nada, vivir el
día a día solo pensando en mí, pero entre más te quiero olvidar, más me haces
falta.
Te extraño, ya no tus besos, tus caricias ni palabras.
Extraño tu presencia, la tranquilidad con la que a tu lado dormía, extraño la
calma de mirarte a los ojos y sentirme querida. Si te extraño en mí siendo
feliz.
Extraño tanto esa felicidad que a tu lado tenia y de la que
hoy solo quedan recuerdos amargos y lágrimas.
Quisiera hoy dormir en tu nombre pero despertar en el
olvido, en la liberación de la sensación de tus brazos rodeándome en aquel
último abrazo, en el que temblorosa te decía adiós.
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